El primer conflicto ocurrio el dia en que Deborah Knox se mudo.
Tuvo que ver con una mesa de centro, o mas bien, con dos.
Cansada de vivir sola en un apartamento en Tucson, Arizona, Knox quiso compartir una casa.
Queria algun tipo de relacion; queria intimidad, dice Knox, de 74 anos.
Membresia de AARP: $15 por tu primer ano cuando te inscribes en la renovacion automatica.
Tendria que mudarme a uncentro de vivienda asistidao encontrar a alguien que viviera conmigo.
A la larga, Kha se dio por vencida.
Pense que podia ganar esta discusion; es mi casa, es mi mesa, explica Kha.
Como resultado, ha aparecido una industria de negocios pequenos.
La tendencia es mas comun entre mujeres, segun quienes administran los servicios de busqueda de companeros de vivienda.
Pero vivir con un companero de hogar siempre incluye desafios.
La vida real no es una comedia de television.