Estas son algunas de esas experiencias.

Vengo de una sociedad guerrera.

Mis bisabuelos lucharon en la batalla de Rosebud en 1876 y en la de Little Bighorn ocho dias despues.

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Mi tio lucho en las trincheras durante laPrimera Guerra Mundial.

Mi padre sirvio como codificador de lakota y lucho en la Batalla de las Ardenas.

No me dijo que habia sido codificador hasta 1968.

Fila superior, de izquierda a derecha: George B. Price, Betty Sharrer, Francis Whitebird. Fila inferior, de izquierda a derecha: Quang Pham, Harold Radish, Rhonda Cornum, Jeff Brodeur

Membresia de AARP: $15 por tu primer ano cuando te inscribes en la renovacion automatica.

Termine formandome como paramedico de combate.

Aterrice en Vietnam el 20 de marzo de 1969.

Francis Whitebird

Antes de eso, nunca habia volado en un avion y nunca habia estado en otro pais.

Recuerdo haber visto una bolsa para cadaveres por primera vez.

No sabia que era.

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Como era el trabajo?

Lo he pensado una y otra vez en mi mente.

Cuando alguien resulta herido en la batalla y grita “Paramedico!

Rhonda Cornum

“, tenemos que ir a buscar a esa persona.

Mi trabajo era mantener con vida a esa persona hasta que pudieramos subirla a un helicoptero.

A veces, enviaban una unidad de evacuacion medica y entraban sin armas.

General George Price at his home in Columbia, Md. on Sept. 13, 2022.

Esos soldados tenian mucho valor.

La cantidad de fatalidades de paramedicos en Vietnam fue muy alta.

Pasamos por 27 paramedicos durante mis primeros nueve meses en Vietnam.

No diria que los paramedicos eramos intrepidos, porque teniamos mucho miedo de que nos mataran.

Pero escondiamos nuestro miedo.

La adrenalina del campo de batalla es diferente a otros tipos de adrenalina.

Hace que te muevas mas rapido.

Existe un vinculo invisible entre los paramedicos y la infanteria.

Se hacen hermanos de por vida.

Recuerdo una vez, tratabamos de averiguar nuestra ubicacion.

La jungla era tan frondosa que no podiamos distinguir el terreno.

Como yo era paramedico, todos me llamaban Doc.

A todos los paramedicos los llamaban Doc.

Alguien dijo: “El Doc es indio.

Preguntale a Doc donde estamos.

Los indios nunca se pierden”.

Dije: “Yo vengo de los llanos.

Vengo de Dakota del Sur.

Siempre puedes ver 10 millas a tu alrededor”.

No tenia idea de donde estabamos.

El Ejercito esparcio mucho Agente Naranja en las montanas de la jungla.

Fue a parar al agua, a pequenos arroyos y rios.

Poniamos nuestras cantimploras en esta agua, sin saber que la dioxina estaba alli.

Todo el mundo estaba expuesto a ello.

Ahi fue donde fui herido por fragmento de bala.

Todavia tenia trabajo que hacer, y tenia que seguir adelante.

Habia vidas que salvar.

Recibi la condecoracion Corazon Purpura y sali del Ejercito en 1970.

Tres anos mas tarde, me aceptaron en Harvard, donde obtuve un posgrado en Educacion.

Pero comence a tener erupciones de piel.

En ese momento, los medicos no sabian que era.

Termine teniendo una carrera exitosa.

Pero tambien termine con cancer.

Pero el cancer me esta matando un poco todos los dias.

Dos de mis hijos, Colin y Brendan, han continuado la tradicion de servicio.

Ambos fueron enviados a Irak.

Uno fue herido por un francotirador en Bagdad.

Se recupero y volvio a terminar su mision.

Estoy muy orgulloso de ellos, asi como de todas las personas que han luchado por este pais.

Vive en North Middletown, Kentucky.

Me estaba graduando con un doctorado en Bioquimica y queria un trabajo de investigacion.

Me interesaba trabajar para los servicios gubernamentales.

El unico problema es que tienes que alistarte en el Ejercito”.

Esto fue en 1978.

Nunca habia considerado unirme al Ejercito.

No conocia a nadie en el Ejercito.

Pero vi el laboratorio donde estaria trabajando en San Francisco, que era hermoso.

No tendria que ensenar.

Asi que me uni.

Para entonces ya era madre soltera.

Mire mis opciones y decidi asistir a la escuela de medicina militar en Bethesda, Maryland.

Alli conoci a Kory Cornum, mi esposo.

Poco despues, un comandante de un batallon de helicopteros me pregunto si acompanaria a su unidad a Irak.

Decidi que tenia que ir.

Pense: “De verdad vas a la guerra, Rhonda”.

Recuerdo haber pensado que podria morir.

Lo que me vino a la mente fue algo que mi abuelo me dijo una vez.

Era veterano de laSegunda Guerra Mundial.

Me dijo: “Rhonda, hay cosas peores que morir.

Como vivir con deshonra”.

Si no iba a la guerra, tendria que vivir con deshonra por el resto de mi vida.

Fuimos a buscarlo, pero no teniamos informacion sobre lo que estaba pasando y hacia donde nos dirigiamos.

De hecho, nos dirigiamos al punto de suministro de municiones mas grande del sur de Irak.

Me dispararon por la espalda.

Me rompi ambos brazos.

Tenia una lesion de ligamento cruzado anterior en mi pierna derecha.

Termine prisionera de guerra.

Tuve suerte de sobrevivir al accidente, pero cinco companeros que iban en mi avion no lo hicieron.

Despues de ocho dias de cautiverio, fui repatriada.

Fueron necesarias algunas cirugias para curarme.

Me di cuenta de que la gente me escuchaba y tenia mucho que decir.

Los paneles del Congreso

y los medios de comunicacion me pidieron que hablara sobre mis experiencias.

Me pidieron que desarrollara un programa de entrenamiento psicologico para el Ejercito.

Me fue bien como prisionera de guerra herida porque estaba mentalmente preparada.

Tenemos muchas personas sirviendo a nuestro pais que son valientes y patrioticas pero no tienen fortaleza psicologica.

No siempre tienen buena habilidad para afrontar.

Cuando era nina, lei un libro con la cita mas memorable.

Interiorice eso, y he estado viviendo mi vida con esas palabras desde entonces.

George B.

Price, 93 anos

Price es un general de brigada retirado del Ejercito de EE.UU.

que vive en Columbia, Maryland.

Tengo que dar credito a mi ciudad natal de Laurel, Misisipi.

Todos los dias cuando iba a la escuela, cantabamos el Himno Nacional.

Deciamos el juramento a la bandera.

Teniamos veteranos en nuestra comunidad que habian servido en todas las ramas del servicio.

Asi que teniamos modelos a seguir.

Tambien creo que fue vital que tuvieramos veteranos afroamericanos de la Primera Guerra Mundial viviendo en mi ciudad natal.

Era un espiritu de comunidad.

Consegui entrar en el ROTC.

Trabajamos a traves de eso.

No fue facil, pero nos concentramos.