Yo estaba parado afuera del Miners Hotel, ensimismado en mis asuntos, cuando llego ella en su auto.
Se veia algo pequena detras del volante.
Entonces, hizo un perfecto giro en U rapidamente y sin esfuerzo, bien cerca de la acera.
Salio casi de un salto del auto; parecia estar algo energizada.
Es extraordinario!, me diria mas tarde.
Aqui puedes girar en U en el medio de la calle.
Esta dama se llama Helen.
Nos dimos la mano ahi mismo, en la calle.
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En tiempos en que las pieles valian algo, dice la dama Helen.
Nos sentamos junto a la chimenea, que en realidad es uno de estos nuevos artefactos electronicos.
No tiene llamas de verdad.
Y ni siquiera calienta tanto.
Le doy mi abrigo y ella se lo coloca sobre las rodillas.
Helen Mirren, de 77 anos, pide un Bloody Mary.
En realidad, todo comienza con un viaje cuando era una joven actriz, en 1968.
Varios de nosotros fuimos en tren.
El tren iba despacio.
No recorria las distancias a gran velocidad.
Eso me dio una vision y una imagen de Estados Unidos que no habia visto nunca.
Se detenia en medio de un pueblo donde no habia estacion ni nada.
Vociferante y llamativa por momentos, pero siempre amable.
Te mira directo a los ojos y escucha de verdad.
Se rie cuando quiere, mas fuerte de lo que uno podria esperar.
Sientes que la conoces, y te das cuenta de que quieres conocerla aun mas.
Eso no es ninguna sorpresa, me imagino.
En realidad, ella es la dama.